HISTORIA DEL JABÓN DE CASTILLA

Cuenta la leyenda que en el Siglo XI, los Caballeros Templarios, al volver de Tierra Santa, trajeron consigo secretos de limpiadores elaborados con cenizas y plantas. La prodigiosa vegetación de nuestro país hizo el resto, ya que, gracias a cenizas de plantas ricas en saponinas, y al aceite de oliva del que éramos principales productores, en el antiguo reino de Castilla, que abarcaba gran parte de la península, comenzó a fabricarse un producto de limpieza de cualidades excepcionales, que se vendía en las boticas como remedio para muchos males de la piel.

Su fama trascendió fronteras y pronto se convirtió en una de las exportaciones más valoradas de nuestro país, ya que era un producto especialmente apreciado por la nobleza y la realeza de oriente y occidente. Durante siglos, el conocido como jabón blanco, sapo hispaniensis, o sapo castilliensis, fue ganando adeptos. Frente a otras versiones como el jabón de Aleppo, que incluye aceite de laurel, o el de Marsella, que añade aceite de coco, el nuestro conservaba la esencia única y absoluta del aceite de oliva virgen extra como único ingrediente, por ser más suave con la piel.

Debido a la estabilidad del aceite de oliva frente a las demás grasas, en los hogares humildes se empezó a fabricar una versión del jabón de Castilla, reciclando los aceites usados en la cocina. Este jabón de Castilla desvirtuado se fue popularizando, especialmente en épocas de crisis económica acentuada. Además, el avance de la industria química, trajo nuevos jabones blancos, con nuevos aromas y grandes campañas publicitarias, frente a las que el jabón de castilla fue perdiendo gradualmente la batalla, pese a ser el más natural, suave y beneficioso para nuestra piel.

Hoy en día, curiosamente, los principales fabricantes y vendedores de jabón de Castilla se encuentran fuera de nuestras fronteras, especialmente en Estados Unidos, pese a que somos los principales y mejores productores de su principal ingrediente, el aceite de oliva. Además, lo que se vende en otros países como jabón de Castilla es más similar al jabón de Marsella, con añadido de otros aceites e ingredientes que nada tienen que ver con nuestro jabón tradicional. También encontramos en el mercado jabones elaborados con aceites de oliva refinados, e incluso con orujo de oliva, sin embargo, el resultado final del jabón es muy diferente en función de la grasa utilizada, aun cuando a ambas se les denomine aceite de oliva.

Por todo ello, queremos recuperar nuestra historia, nuestro jabón, olvidarnos de sucedáneos y redescubrir el auténtico jabón de Castilla que un día encandiló al mundo, con todas sus virtudes para nuestra piel, mejorando su composición, modernizando sus procesos de elaboración, para que tu piel disfrute también de la auténtica dieta mediterránea en tu aseo diario.

Gracias por ayudarnos en esta aventura.

Regresar al blog